La expresión "Snake Eyes" se usa en el juego de los dados para nombrar el doble uno, la puntuación más baja. La película me había llamado la atención en tiempos de su estreno, sobre todo por un comentado largo plano secuencia en su inicio, a través de las gradas alrededor del cuadrilátero donde se celebra un combate de boxeo. Nicholas Cage como cabeza de cartel, con uno de sus papeles más histriónicos y "dopados" si cabe, se rodea de un solvente Gary Sinise y de la actriz Carla Gugino como damisela en apuros a la vez que heroína "soft", en un papel bastante poco desarrollado.
La película tiene algunos elementos hitchcocknianos muy del gusto de De Palma y alguna propuesta visualmente interesante, como la partición de la pantalla para mostrar acciones simultáneas. La música de Ryuichi Sakamoto se encarga de acentuar el toque Hitchcock, añadiendo un suspense que se echa en falta en el argumento del film.
Si bien la propuesta de reconstruir los hechos desde diferentes puntos de vista, volviendo una y otra vez atrás mediante flashbacks o utilizando las cámaras de seguridad de las instalaciones donde se celebra el combate (un edificio junto a un hotel y casino de Las Vegas), es un punto de partida atractivo, creo que la trama pierde interés muy pronto, primero porque más o menos se va oliendo el pastel y segundo, porque el propio guión no mantiene el pulso al espectador y deshace el nudo muy pronto. Otro elemento desaprovechado y muy Hitchtcock está en la visión borrosa de uno de los personajes al perder las gafas y verse perdido y desorientado en medio de un casino donde la policía, los malos y los conspiradores no permiten que salga nadie y no está muy claro en quién se puede confiar.
Pese a todo, y como se ha dicho; Snake Eyes, doble uno, una cagada, vamos. 5, pasable.